REFREY sewing machine máquinas de coser
Refrey fue una de las firmas más famosas en la costura de los años sesenta. Con 30.000 unidades al año, en su mejor época llegó a producir el 60% de las máquinas de coser industriales españolas
Fue una de las marcas emblemáticas de la España de los años 60 del pasado siglo. Su presencia en los hogares y en las industrias textiles se prolongó durante décadas e incluso en la actualidad, veinte años después del cierre de la fábrica de los Freire, existen repartidas por toda la geografía española diversas tiendas de venta y reparaciones que llevan su nombre, como Eurorefrey Impex en Vigo.
Las máquinas de coser Refrey empezaron a fabricarse en el barrio de Bouzas por Industrias Paulino Freire en 1948. Como recordaba en estas páginas Jesús Freire Pichín, su tío Alfonso, que había estudiado en Alemania, regresó a Galicia con la idea de crear una fábrica de máquinas de coser, que empezaban a ponerse de moda en los hogares españoles. El proyecto se retrasó cierto tiempo por las trabas que pusieron las otras dos marcas españolas, Alfa y Sigma, que no querían otros competidores en el floreciente mercado.
Tras estudiar los sistemas de producción en el País Vasco, los hermanos Antonio, Jesús y Alfonso Freire pusieron en marcha un proyecto que en su época de mayor esplendor, en los años 60 y 70, llegó a producir 30.000 máquinas de coser al año y daba trabajo a unas 500 personas, más de 300 en la planta de producción y el resto en la red de comerciales que llegaba a las principales ciudades de España e incluso del extranjero. Además de las ventas en el mercado nacional, Refrey exportaba sus máquinas a Chile, Venezuela y otros países iberoamericanos.
Las primeras máquinas automáticas Refrey estaban dirigidas al uso doméstico, pero muy pronto llegaron las máquinas de coser semi-industriales e industriales para abastecer a una industria textil que empezaba a vivir en España sus años de expansión. En 1952, la máquina de coser en zig-zag de Refrey obtenía un diploma de honor en la Feria Internacional de Saarbrucker (Alemania), galardón que se unía a los reconocimientos obtenidos en distintas muestras nacionales y en las exposiciones de Perú y Suecia.
Tres años más tarde, en febrero de 1955, la firma presentaba en sus instalaciones de Vigo la nueva máquina Refrey automática, que —según anunciaba en la publicidad— era “la única máquina española en zig-zag que cose y borda automáticamente”. La nueva automática de Refrey, CL 317, causó una gran expectación en la Exposición Internacional de Barcelona, porque podía realizar más de cien trabajos diferentes, abriendo nuevas posibilidades tanto en el uso doméstico como en los talleres textiles.
En 1960, Industrias Freire empezó a comercializar con gran éxito la Refrey Preferida, todo un clásico entre las máquinas de coser españolas, con una espiral rotativa que multiplicaba por cinco la producción de las máquinas corrientes, como señalaba en su publicidad. A finales de ese mismo año la empresa anunciaba también la Refrey Transforma, que podía adaptarse a diversas necesidades según los mecanismos que se le acoplasen.
A mediados de los años 60, la firma viguesa ofrecía ya una amplia gama de modelos de máquinas de coser, pues a las Preferida y Transforma se sumaban las Refrey Industrial. Y fue precisamente la faceta industrial una de las más prósperas de la empresa, hasta el punto de que a principios de los años 70 Refrey producía el 60% de las máquinas de coser industriales españolas; el 40% restante lo fabricaba Alfa, pues Sigma centraba su producción en el uso doméstico, según datos de un estudio publicado por la economista Mar Cebrián Villar.
Durante el período 1955-65, tanto por el número de empresas como por el número de trabajadores, la maquinaria textil española alcanza su momento de “esplendor”. Según la profesora Mar Cebrián, la cuantía de exportación más significativa correspondía a la maquinaria textil con 1.513,8 millones de pesetas en 1968, y el sector mantuvo sus posiciones en las décadas de los setenta y ochenta, hasta el punto de que la proyección hacia el exterior de las máquinas de coser españolas constituye uno de los logros más importantes de la industria metalúrgica española.
Refrey contribuyó a formar a una mano de obra cualificada e hizo posible el desarrollo del sector textil en Galicia. A pesar de la calidad de sus productos, en 1992 Refrey tuvo que presentar suspensión de pagos, incapaz de competir en precios tras la apertura de nuestro país a los mercados asiáticos. Después de analizar diversas propuestas, los trabajadores decidieron constituirse en Sociedad Anónima Laboral (SAL), que bajo el nombre de Macofrey mantuvo en sus instalaciones de Mos la producción hasta el año 2005, en que la empresa se vio obligada también a cerrar. Concluía así un proyecto de décadas en que Galicia puso a coser a media España.
Jesús Freire Pichín relataba hace un par de años la siguiente anécdota. Durante la visita que hizo a los astilleros el segundo Comandante en Jefe de la Armada venezolana para hablar de los barcos que quiere construir su país para la prospección de petróleo, al entrar en su despacho y ver la marca Refrey le dijo: “¡Qué casualidad, mi padre era agente general de Refrey en Venezuela y todavía están estas máquinas funcionando”. También recordaba Jesús Freire que Refrey llegó a vender tres fábricas con su maquinaria y transferencia de tecnología al Gobierno de Argelia.
HISTORIA DE LA FAMILIA FREIRE
Un astillero que hoy, más de ciento veinte años después y con el distintivo Freire Shipyards, es referencia mundial en buques de investigación científica. Sin haber aceptado nunca socios externos, ya va por la cuarta generación. Construyendo también otro tipo de buques siempre con tecnología punta y presidido por Jesús Freire Pichín, más de cincuenta años al frente de la empresa. Con sus hijos Marcos Freire como director general y Guillermo Freire en el cargo de director comercial, el primero presidente de Aclunaga, Clúster del Naval de Galicia, se puede decir que, así lo evidencian sus recientes trabajos entregados y también la actual cartera de pedidos, es el astillero mejor gestionado de la Ría, por lo que atravesó sin mayores problemas la última crisis de la construcción naval.
* De manera bien llamativa, el segundo apellido de Marcos y Guillermo Freire, que es García, resulta obviado en prácticamente todas las informaciones relacionadas con el astillero. Quizás porque no es un apellido propio de Bouzas. Quizás.
Como armadores, en los años 40 los Freire ya habían alcanzado un potencial económico considerable que les permitió adquirir entonces un blasonado pazo urbano.
Fue por entonces cuando una de las ramas de la extensa saga, los Freire Gestoso, hijos de Paulino Freire Costas y de de la significada matriarca Manola Gestoso, inició en 1948 un aventura industrial que tendría enorme éxito: la fabricación de las máquinas de coser REFREY que triunfaron en una época en la que este artilugio se convirtió en imprescindible en muchos hogares españoles. Una fábrica que contaba con cientos de trabajadores dirigida por Manuel Ramón Freire Gestoso, al que acompañaba en la gestión su hermano Benigno Manuel Freire Gestoso, que se impuso en nuestro país a conocidas marcas extranjeras; pero cuya buena marcha ya comenzó a declinar en los setenta.
En una España mucho más desarrollada, las máquinas de coser domésticas fueron dejando de utilizarse, por lo que, tras una lenta y larga agonía, tras sufrir fuertes y continuadas huelgas a finales de los setenta y en la década de los ochenta, en 1992 la industria se vió obligada a cerrar.
Manuel Ramón Freire Gestoso fue durante muchos años el director gerente de la fábrica de máquinas de coser ubicada en pleno corazón de Bouzas. A finales de los años 50, la planta comenzó a fabricar máquinas industriales debido a la creciente demanda de la industria de la confección en España. Su liderazgo en el sector fue indiscutible durante muchos años.
La liberalización de las importaciones de estas máquinas en Europa puso en jaque a las tres empresas del sector que existían en España. A principios de los años 80 se producían las primeras protestas de los trabajadores de la fábrica de Bouzas por falta de trabajo. Pero es en 1992 cuando la fábrica sufre su mayor crisis y la familia Freire opta por desprenderse de esta actividad. Ceden los derechos de la fabricación de las máquinas a sus ex trabajadores que forman una Sociedad Anónima Laboral (SAL), con la participación de la sociedad de capital riesgo de la Xunta, Sodiga, hoy Xesgalicia.
La nueva empresa, Marcofrey, nace en 1996 con 100 trabajadores y se instala en una moderna planta en Mos. En 2007, los trabajadores no pueden hacer frente a la competencia de terceros ni a la caída de las ventas en el territorio español por lo que no tienen más remedio que presentar un expediente de extinción.
Volviendo al mundo de la pesca, que es el origen empresarial de los Freire, una empresa perteneciente a otros miembros de la familia, Freiremar, hace unos años tuvo que cerrar de manera conflictiva por problemas financieros.
La empresa había sido fundada en Cádiz por Manuel Freire Veiga, quien posteriormente trasladó su base a Canarias. En Vigo, en Orillamar, contaba con una importante planta.
Y, por supuesto, no se puede dejar de mencionar a José Luis Freire Freire, el famoso ´Tibu´, pequeño, fibroso, osado, duro de roer, peleador, amante de la navegación a vela, toda una trayectoria profesional detrás hay que decir que en no pocas ocasiones controvertida. En la actualidad es el máximo responsable de Conxemar, la joya de la corona de las ferias comerciales que se celebran en Vigo y una de las principales del mundo en materia de productos del mar congelados. Precisando que José Luis Freire lo está haciendo muy bien, realizando una destacada gestión.
Cuando los Freire mandaban en Bouzas hasta en el Cristo practicaban una especie de endogamia boucense al mezclarse exclusivamente con otras familias del lugar, cruzándose apellidos que se repiten y nombres propios que también aparecen en distintas combinaciones, destacando Manuel y Paulino.
Pero ese espíritu empresarial familiar que los distingue también benefició y no poco al conjunto de Vigo. Primero con una industria tan importante como fue Refrey, marca poderosa y conocida en toda España. Y en la actualidad queda patente con el prestigio del que goza el astillero Freire Shipyard.
FREIRE SHIPYARD
CONSTRUCCIONES NAVALES
Un astillero de la Ría de Vigo con una excelente gestión que se traduce en proyección y prestigio internacional.
En buques de exploración científica Freire es un referente a nivel mundial con la mejor nota. En la foto el Volstad Surveyor, buque de investigación sismográfica de 85 metros construido para Noruega y operativo desde 2010.
Desde 2008, mientras otros astilleros permanecían con sus gradas vacías, Astilleros Freire ha entregado once buques: dos portacontenedores, cuatro remolcadores, dos offshore, dos oceanográficos y un espectacular yate destinado también a la investigación marina.
Entre el ellos, en 2013, el Discovery, un oceanográfico de cien metros de eslora para Gran Bretaña que puede alojar hasta 28 científicos además de sus 24 tripulantes. Y para la Universidad de Qatar un buque de investigación multiprósito, de cuarenta metros. Otro oceanográfico de gran porte, de noventa y cinco metros, para el Ministerio de Defensa de Perú, se encuentra en construcción.
En cartera, a la espera de la firma de los correspondientes contratos, se encuentran otros dos oceanográficos, una para Kuwaity otro para India, además de una extraordinaria goleta que será el buque escuela de la Armada de Indonesia.
En las gradas se encuentra un buque arrastrero para Noruega, diseñado para aguas árticas; y en México se construyen tres buques de abastecimiento a plataformas cuyo diseño y paquete completo de equipos son de Astilleros Freire.
Se trata de un astillero puntero, de gran prestigio internacional que construye barcos de alto nivel tecnológico y a la vanguardia de la ingeniería naval.
El Sarmiento de Balboa, que fue botado en 2006, fue el primero de los grandes oceanográficos. Nueve años después sigue estando considerado, junto con el mencionado Discovery, el buque de estas características más avanzado del mundo.
EL RESULTADO DE UNA MAGNÍFICA LABOR EMPRESARIAL
Fundado en 1895 por Paulino Freire, Freire Shipyard cuenta con dos factorías muy próximas separadas por quinientos metros, ocupando entre ambas un total de 42.000 metros cuadrados. En la de Bouzas se encuentra el núcleo de la empresa y las dos gradas de construcción. Mientras que en Coia se procede a armar los buques tras su botadura y es donde se realizan trabajos de reparación y transformación, otra de sus actividades.
Tras ciento veinte años, es el único astillero español que continúa tras más de un siglo en manos de la misma familia, tanto en su gestión como en el accionariado.
Unas gradas donde se comenzaron construyendo barcos de madera, de las que hasta 1958 no salió el primer buque de acero, producen hoy los barcos más sofisticados, dotados de alta tecnología, en lo que también tiene mucho que ver el departamento técnico, compuesto por una plantilla de dieciocho ingenieros, además, naturalmente, de una excelente gestión comercial a nivel internacional.
Una labor empresarial apoyada, además, en una eficiente política de comunicación, muy profesional.
Mandan los barcos, por eso los Freire se dedican a lo suyo con seriedad y máxima profesionalidad y el astillero se ha convertido en lo que es hoy, un referente internacional en el mundo de la construcción naval con carga de trabajo asegurada hasta 2017 y más allá cuando se firmen los pedidos que están en cartera.
El pasado mes de Mayo fueron los propios trabajadores, junto con los jubilados de la empresa, los que organizaron un homenaje en el Hotel Coia a Jesús Freire Pichín por sus cincuenta años al frente de la compañía sabiendo hacer crecer la empresa hasta lo que es hoy, mantenerla en la crisis y tener ya garantizado el movimiento en sus gradas para los próximos años. Un acto con un fuerte componente emotivo en el que Jesús Freire estuvo acompañado por sus hijos Marcos y Guillermo Freire, que representan a la cuarta generación y que hace años que están en el puente de mando de Astilleros Freire.
Entre el ellos, en 2013, el Discovery, un oceanográfico de cien metros de eslora para Gran Bretaña que puede alojar hasta 28 científicos además de sus 24 tripulantes. Y para la Universidad de Qatar un buque de investigación multiprósito, de cuarenta metros. Otro oceanográfico de gran porte, de noventa y cinco metros, para el Ministerio de Defensa de Perú, se encuentra en construcción.
En cartera, a la espera de la firma de los correspondientes contratos, se encuentran otros dos oceanográficos, una para Kuwaity otro para India, además de una extraordinaria goleta que será el buque escuela de la Armada de Indonesia.
En las gradas se encuentra un buque arrastrero para Noruega, diseñado para aguas árticas; y en México se construyen tres buques de abastecimiento a plataformas cuyo diseño y paquete completo de equipos son de Astilleros Freire.
Se trata de un astillero puntero, de gran prestigio internacional que construye barcos de alto nivel tecnológico y a la vanguardia de la ingeniería naval.
El Sarmiento de Balboa, que fue botado en 2006, fue el primero de los grandes oceanográficos. Nueve años después sigue estando considerado, junto con el mencionado Discovery, el buque de estas características más avanzado del mundo.
EL RESULTADO DE UNA MAGNÍFICA LABOR EMPRESARIAL
Fundado en 1895 por Paulino Freire, Freire Shipyard cuenta con dos factorías muy próximas separadas por quinientos metros, ocupando entre ambas un total de 42.000 metros cuadrados. En la de Bouzas se encuentra el núcleo de la empresa y las dos gradas de construcción. Mientras que en Coia se procede a armar los buques tras su botadura y es donde se realizan trabajos de reparación y transformación, otra de sus actividades.
Tras ciento veinte años, es el único astillero español que continúa tras más de un siglo en manos de la misma familia, tanto en su gestión como en el accionariado.
Unas gradas donde se comenzaron construyendo barcos de madera, de las que hasta 1958 no salió el primer buque de acero, producen hoy los barcos más sofisticados, dotados de alta tecnología, en lo que también tiene mucho que ver el departamento técnico, compuesto por una plantilla de dieciocho ingenieros, además, naturalmente, de una excelente gestión comercial a nivel internacional.
Una labor empresarial apoyada, además, en una eficiente política de comunicación, muy profesional.
Mandan los barcos, por eso los Freire se dedican a lo suyo con seriedad y máxima profesionalidad y el astillero se ha convertido en lo que es hoy, un referente internacional en el mundo de la construcción naval con carga de trabajo asegurada hasta 2017 y más allá cuando se firmen los pedidos que están en cartera.
El pasado mes de Mayo fueron los propios trabajadores, junto con los jubilados de la empresa, los que organizaron un homenaje en el Hotel Coia a Jesús Freire Pichín por sus cincuenta años al frente de la compañía sabiendo hacer crecer la empresa hasta lo que es hoy, mantenerla en la crisis y tener ya garantizado el movimiento en sus gradas para los próximos años. Un acto con un fuerte componente emotivo en el que Jesús Freire estuvo acompañado por sus hijos Marcos y Guillermo Freire, que representan a la cuarta generación y que hace años que están en el puente de mando de Astilleros Freire.
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