miércoles, 28 de octubre de 2015

EL DESPERTADOR LO INVENTÓ EL FILÓSOFO PLATÓN




EL DESPERTADOR LO INVENTÓ EL FILÓSOFO PLATÓN




 El filósofo Platón.
Los relojes de agua o clepsidras (del latínclepsydra y esta del griego κλέπτειν, “robar” y ὕδωρ, “agua”) y los relojes de sol eran los métodos más frecuentes para medir el tiempo en la Antigüedad. El mecanismo de la clepsidra era muy sencillo: se llenaba una vasija de agua y se dejaba salir por un pequeño orificio situado cerca de la base del recipiente, creando un flujo constante y regular que hacía descender el nivel de agua indicando los diferentes períodos marcados en el interior de la vasija (también se podía hacer llenando con el agua la vasija en la que están marcados los diferentes períodos). Pero a la hora de despertarse de nada servían las clepsidras. Sólo se podía confiar en los gallos, y los que se debían criar cerca de la Academia de Atenas, la escuela filosófica fundada por Platón en 388 a.C., no debían ser muy fiables. Así que, el filósofo decidió adaptar una clepsidra para convertirla en el primer despertador y que sus alumnos no llegasen tarde a sus charlas. Platón añadió a la clepsidra una segunda vasija situada en un nivel inferior sellada herméticamente y comunicadas mediante un tubo. En el interior de la primera colocó un sifón que, llegado el momento previsto, haría salir el agua con la suficiente fuerza que al llenar la segunda el aire desplazado escaparía por un pequeño orificio situado en la parte superior y produciría el sonido, semejante al producido por el vapor de agua en las teteras.
Otras versiones posteriores también utilizaron las clepsidras para este diabólico invento de la humanidad. Consistía en un recipiente con agua que vertía su contenido en otro en el que se situó un platillo semicircular con bolas metálicas y fijado con una bisagra en su superficie (parecido al método de las boyas de las cisternas que cierran la entrada del agua). Cuando el agua llegaba hasta el platillo, lo hacía inclinarse hasta hacer caer las bolas en un tercer recipiente metálico provocando un estruendo que a buen seguro te despertaría.






viernes, 23 de octubre de 2015

COSTUMBRES DE ROMA. UNA CANITA AL AIRE, EL LUPANAR




COSTUMBRES DE ROMA. UNA CANITA AL AIRE, EL LUPANAR




Como no podía ser de otro modo, “El oficio más antiguo del mundo”, según hemos leído en muchos textos, también se ejercía en las ciudades y colonias de Roma. Mucha de nuestra terminología a la hora de definir esta antigua dedicación procede de estos tiempos. Hoy hablaremos de los lupanares, que es como llamaban por entonces a los burdeles o casa de citas. El término lupanar deriva de la voz latina lupa, que significa loba. A día de hoy también llamamos coloquialmente “lobas” a quienes se dedican a estos menesteres, pero el origen de esta definición hay que buscarlo en los antiguos ritos romanos.

Como algún lector ya conocerá por mi artículo sobre Februarius, en este mes tenían lugar las Lupercales, fiestas en honor del dios Luperco. Las mujeres que ejercían un tipo de prostitución sagrada con los sacerdotes del dios, los luperci, acabaron por ser llamadas lupae.
Al igual que el resto de negocios habituales en una ciudad romana, había establecimientos hosteleros en los que se podía disfrutar en privado de la compañía de su servicio por unas monedas extra. Esto sólo pasaba en algunas cauponae thermopolium que tenían altillo para poder alojar a clientes, como ya vimos en “Comer y dormir fuera de casa”.
Pero el negocio que nos compete hoy es el profesional de estos servicios: El lupanar. Tengamos en cuenta un matiz primordial a la hora de adentrarnos en la sexualidad de aquellos tiempos: nuestro actual pudor y rubor congénito por algunos temas, como el sexo, está imbuido en nuestras mentes por la educación judeo-cristiana que hemos recibido desde pequeños y que algunos de nuestros mayores aún profesan. Pero en la sociedad grecorromana el concepto de “pecado” y “homosexual” no existen, ni se contempla como un atentado moral la pederastia o cualquier otra forma de placer sensual. Por ello no hemos de escandalizarnos de que en aquellos lupanares pudiésemos encontrarnos chicos y chicas de cualquier edad al servicio de todo tipo de clientes. Lo importante no era con quien te acostabas, sino que rol jugabas en la relación, activo o pasivo. El propio César levantó más sospechas de su tendencias amatorias por como vestía que por sus evidentes escarceos masculinos.
En cada ciudad de Hispania que albergase comerciantes o ciudadanos de paso había al menos un lupanar. Para poder describiros como habrían sido los de Tarraco, Caesaraugusta, Saguntum o Valentia, me basaré en uno que pude ver casi intacto: el lupanar de Pompeya.
El lupanar estaba ubicado a espaldas de una de las dos arterias más importantes de la ciudad, accesible al cliente de paso pero no demasiado a la vista del ciudadano oriundo, entre varias tabernas unas termas. Es curioso ver esculpido en las losas del decumano pequeños falos cuya punta nos indica la dirección que debemos tomar para encontrarlo (como nuestras actuales señales viarias) Contaba con dos plantas, la superior dedicada a una clientela de mayor poder adquisitivo con una buena balconada desde la que las trabajadoras del amor seducían a los viandantes con sus propuestas y contornos, mientras que la planta baja tenía el espacio más limitado y estaba reservada para el uso de esclavos y proletarios (que nadie se me ofenda, así se conocía por entonces a los ciudadanos sin propiedades que acababan criando vástagos con que nutrir a las legiones, prole) En éste en concreto había cinco fornices, las habitaciones de las meretrices que dieron nombre a un verbo obvio.

Un hermoso Príapo superdotado presidía el estrecho vestíbulo. Es curioso cómo sobre la entrada de estos pequeños cubículos pintaban frescos mostrando las especialidades de sus usuarias. El cliente sabía muy bien que compraba. No era lo mismo una cuadrantaria (llamada así porque sólo cobraba un cuadrante por sus servicios, una miseria), que una felatora, especialista en una práctica que ninguna mujer u hombre digno de Roma realizaría en situación normal. Los lechos de los fornices eran de mortero y sobre ellos se colocaba un colchón de paja o plumón para hacer el acto más cómodo. Unas lucernas y una palangana para asearse era el único mobiliario que contenían. Aún pueden verse los arañazos en sus paredes, idénticos a las que hoy pueblan los aseos de medio mundo, mostrando frases tipo “Varinia ama a Marcelo”, “el hornero es un felón”, “Craso la tiene de un palmo” o “Cato se tira a Lucila”…

Como, por desgracia, sigue sucediendo hoy en día, generalmente no eran muchachas o muchachos libres y oriundos del terreno quienes se dedicaban a esto, sino esclavas procedentes de tierras exóticas con las que el leno (el propietario del negocio) obtenía mejores rendimientos. Un servicio normal en el siglo I d.C. podría oscilar entre los seis u ocho ases, es decir, dos sestercios (una copa de vino en una caupona costaba un as) Por ello, comprar en el mercado de esclavos bonitas esclavas britanas de piel clara y pelo cobrizo, morenitas atléticas de Nubia o rubias rollizas de la Galia era garantizar clientela y, por supuesto, unos buenos ingresos.
No todas las prostitutas ejercían su trabajo en aquellos cuchitriles, pues, al igual que las hetairasgriegas, también había mujeres libres e influyentes que servían de damas de compañía con opción a roce. Eso sí, fuesen esclavas o libertas, pagaban impuestos, debían de vestir peplos o túnicas marrón rojizo y llevar el pelo tintado para evidenciar su profesión y no ser confundidas con las castas matronas. Alguna dama de alcurnia frecuentaba estos lugares más por vicio que por sestercios.
El caso más descarado fue el de la esposa del emperador Claudio, Valeria Mesalina, mujer ninfómana y promiscua que llegó a ejercer la prostitución en el peligroso barrio romano deSubura con el pseudónimo de Lycisca (según narró Juvenal) Como sería de libidinosa esta mujer que, aprovechando la ausencia de su esposo al partir a la campaña de Britania, organizó un concurso en palacio con las meretrices de Roma basado en ver quien se podía acostar con más hombres en un solo día. El “colegio” de prostitutas aceptó el reto y envió a Escila, una auténtica profesional que realizó veinticinco coitos antes de rendirse… Mesalina prosiguió durante la noche y, tras declarar que no se sentía aún satisfecha después de haber yacido con setenta hombres, continuó hasta el amanecer. El recuento final fue doscientos…



jueves, 22 de octubre de 2015

QUE SI QUIERES ARROZ, CATALINA




QUE SI QUIERES ARROZ, CATALINA




Se dice de aquellas personas que no hacen el menor caso de lo que se les dice y se mantienen firmes y ternes en su negativa, haciendo oídos sordos a lo que se le pide comprendan o aserten. Parece que el dicho tiene su origen en los remotos tiempos del reinado de Juan II de Castilla, allá por la primera mitad del siglo XV. La tal Catalina habría sido la esposa de un judío converso residente en León y mujer aficionadísima a los condumios de arroz, un cereal del que hablaba maravillas en cuanto a sus propiedades salutíferas y profilácticas. Según ella, no había dolencia o mal para el que el arroz no tuviera alguna sustancial ventaja terapéutica y en esta personal cruzada arrocera fueron pasando loa años hasta que Catalina enfermó de gravedad. Familiares y amigos, sabedores de su fe arrocera, se llegaban hasta el lecho para ofrecerle el remedio que durante tanto tiempo ella misma había elogiado…
¿Quieres arroz, Catalina?“, le repetían uno tras otros sus deudos, pero la buena mujer, en los arrabales de la muerte, no tenía ya fuerzas para responder a la oferta. Ellos y ellas, quizá pensando que la enfermedad le había afectado al oído, llegaron a gritarle a coro: “¡¡¡ ¿Que si quieres arroz, Catalina? !!!“. La moribunda guardó silencio hasta que le llegó el momento de exhalar el último suspiro, por lo que la conminatoria pregunta pasó al acervo popular como símbolo o sinonimia de alquien que se obstina en ignorar olímpicamente aquello para lo que se requiere de su conformidad.
Cierta o no la historia, la cuestión más que pertinente es preguntarse qué arroz era el que comía Catalina en las postrimerías de la Edad Media y en el ya cercano horizonte del Renacimiento. Atendiendo a los datos históricos de los que se dispone lo más que probable es que fuera el arroz con costra que aparece en el recetario del Llybre de doctrina Pera ben Servir: de tallar y del Art de Coch, en resumido Lo Llibre de Coch, publicado el año 1520 en catalán y traducido al castellano en 1525 con el título Libro de Guisados, manjares y potajes intitulado Libro de cocina, cuyo autor fue el cocinero del rey Fernando de Nápoles mestre Robert, conocido como Robert de Noia, Robert de Nola o Ruperto de Nola.
Aunque el arroz con costra que aparece en este pionero tratado manducario no tiene más sustancia y compaña que un caldo de carne aliñado con hebras de azafrán para la cocción y las yemas de huevos para encostrarlo, la fama le ha venido de la receta implantada desde tiempo inmemorial en la Vega Baja del Segura y el Campo de Elche, cuya paternidad se disputan los municipios de Elche y Orihuela, que además de lo antedicho lleva pollo, conejo, chorizo gordo, longanizas sin especias, blanquet, morcillas de arroz, garbanzos y tomate. Tan camachesca opulencia ha casi obligado a los presuntos pater a ir en un a más a más que en 2008 se sustanció en el Guinness de los Records para un arròs amb costra destinado a 2.500 comensales, preparado con 200 litros de agua y trufado con 120 kg. de conejo, ingentes cantidades de embutido, tomates, garbanzos, colorante (que parece que para azafrán no había) y 1.200 huevos para la costra.




lunes, 19 de octubre de 2015

NACE LA PESETA EN ESPAÑA




NACE LA PESETA EN ESPAÑA



19 octubre 1868
Nace la peseta
En 1868 se establece la peseta como unidad monetaria española, hasta el 2002.
Una de las primeras decisiones del Gobierno Provisional que asumió el poder tras la Revolución de septiembre de 1868, que expulsó a Isabel II de España, fue emprender la reforma monetaria. Desde comienzos del siglo XIX se usaban diferentes monedas y sistemas de cuentas en España, lo que generaba gran confusión y dificultades en el comercio. El gobierno decidió adoptar una de las monedas existentes, la peseta, por su valor similar al franco, al que se quería acercar para ingresar en la Unión Monetaria Latina, un acuerdo monetario internacional liderado por el Segundo Imperio Francés.


EN LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA SE UTILIZARON PAVOS COMO PARACAÍDAS




EN LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA SE UTILIZARON PAVOS COMO PARACAÍDAS



Al igual que en otros lugares de España, en la provincia de Jaén el golpe de Estado de 1936 fracasó. La indecisión de los jefes que dirigían la comandancia de la Guardia Civil frenó el deseo de la mayor parte de los oficiales y tropa de añadir la provincia a las fuerzas sublevadas. Aún así, los republicanos desconfiaban de la Benemérita y les obligaron a entregar las armas, lo que tensó todavía más la situación.
El 18 de agosto de 1936, asumió el mando elcapitán de la Guardia Civil Santiago Cortés y decidió refugiarse en el Santuario de Nuestra Señora de la Cabeza en Andújar (Jaén). El grupo de refugiados estaban compuesto por 165 miembros de la Benemérita, 44 paisanos y 4 sacerdotes, junto con sus familiares, en total unas 1.200 personas. Pronto pasaron de unencierro voluntario, incluso bajaban a Andújar a por provisiones y recibir atención médica, al puro y duro asedio de las tropas republicanas.

Las provisiones iniciales pronto comenzaron a agotarse, pero como caídos del cielo, y nunca mejor dicho, fueron reabastecidos de alimentos, armas y medicinas (70 toneladas desde Córdoba y unas 80 desde Sevilla) por los sublevados desde las zonas que controlaban en el Sur. Lógicamente, la única forma de aprovisionamiento era aérea, pero era imposible utilizar los paracaídas para hacerles llegar los suministros por la dificultad de hacerlos caer en el pequeño reducto del Santuario. Así que, decidieron utilizar dos técnicas: una, lanzándose en picado hacía el objetivo para aproximarse lo máximo posible y, una vez soltados los suministros, remontar rápidamente; y, dos, la técnica del pavo para las provisiones más delicadas y de poco peso (medicamentos). Esta última técnica consistía en soltar los pavos, a los que previamente se les habían atado las provisiones, desde la vertical del objetivo y con su frenético aleteo, que no les permite volar pero sí frenar la caída, aterrizar sin romper la carga. Además, este curiosoparacaídas también se podía comer. Destaca en estas tareas de aprovisionamiento el aviador Carlos Haya, piloto personal del general Franco, que realizó más de un tercio de los 157 servicios al Santuario.
Gracias a estos suministros, los sitiados aguantaron 9 meses… el uno de mayo de 1937 caía el Santuario ante la ofensiva de los republicanos.



LAS OVEJAS PARACAIDISTAS ITALIANAS, CLAVE EN LA INVASIÓN DE ABISINIA






LAS OVEJAS PARACAIDISTAS ITALIANAS, CLAVE EN LA INVASIÓN DE ABISINIA





 Las ovejas paracaidistas italianas durante la invasión italiana de Abisinia (hoy Etiopía), también llamada la Segunda Guerra Ítalo-Etíope.
Con la idea de emular el Imperio Romano y basándose en máximas tan estúpidas como “las personas negras son inferiores a los blancos” o que “Italia necesita una salida a su exceso de población“,Benito Mussolini entró a sangre y fuego en África. Con el control de Libia, Somalia y Eritrea, puso sus ojos en Etiopía (junto a Liberia los dos únicos países no colonizados de África). Además, todavía escocía el primer intento por ocupar Etiopía en 1895, en la Primera Guerra Ítalo-Etíope, cuando el emperador Menelik II derrotó a los italianos. Después de un enfrentamiento fronterizo entre Eritrea y Etiopía, y en el que la Sociedad de Naciones, el organismo creado tras la Primera Guerra Mundial que iba a velar por la paz mundial, se lavó las manos, Mussolini decidió tomar la iniciativa… reagrupó sus fuerzas y lanzó una ofensiva desde Eritrea y Somalia en 1935.

Aunque el emperador etíope Haile Selassie había ordenado una movilización masiva y consiguió reunir un ejército de 500.000 soldados, la verdad es que la mayoría de ellos no tenían ninguna preparación militar y sus armas consistían en viejos rifles e incluso lanzas y arcos. El éxito de la invasión italiana dependía de su superioridad en armamento y de la rapidez de la invasión. Las fuerzas que atacarían desde Eritrea tenían un hándicap… debían atravesar el desierto de Danakil (conocido por su calor extremo y calificado por el National Geographic como “el lugar más cruel de la Tierra

Para atravesar lo más rápido posible aquel lugar infernal, se ordenó que los soldados llevasen lo imprescindible para poder soportar aquella caminata bajo condiciones extremas. Veinticinco aviones se encargarían de hacer llegar los suministros al ejército (agua, comida, munición…) lanzándolos en paracaídas. Como la carne fresca era imposible que se pudiese conservar con aquel calor sofocante, algún cerebro decidió que la mejor solución era llevar los animales vivos hasta allí y matarlos in situ… setenta y dos ovejas y dos toros fueron lanzados en paracaídas para alimento de los soldados italianos.




viernes, 16 de octubre de 2015

LA EXPEDICION DE HERNAN CORTES INMOLADOS POR LA IRA DE LOS DIOSES




LA EXPEDICION DE HERNAN CORTES INMOLADOS POR LA IRA DE LOS DIOSES



El paso de los siglos no ha podido borrar las huellas del horror. La excavación del recinto prehispánico de Zultépec-Tecoaque, a 63 kilómetros de la Ciudad de México, ha sacado a la luz el destino atroz que corrieron en plena conquista los 550 integrantes de una olvidada expedición de Hernán Cortés. La caravana, en su camino hacia Tenochtitlán, fue atacada por los acolhuas, aliados de los aztecas. Llevados al poblado indígena, los prisioneros entraron en un túnel sin salida. Uno tras otro, fueron sacrificados ante dioses extraños. La pesadilla duró de junio de 1520 a marzo de 1521. Cuando los hombres de Cortés llegaron al lugar, ya no quedaba ninguno vivo. La hecatombe se había completado. Y Zultépec, bajo el hierro español, fue arrasada.

Los trabajos arqueológicos, reiniciados en agosto pasado tras una primera fase entre 1993 y 2010, han hallado nuevos vestigios de este infernal cautiverio. Son las celdas en las que pasaron sus últimos días los prisioneros y que materializan el abismo al que se enfrentaron las dos civilizaciones. “Lo que ocurrió ahí fue un ejemplo de choque cultural, pero también un episodio de resistencia”, explica el responsable de la excavación, Enrique Martínez Vargas, de Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
La historia, o al menos una versión de la misma, fue recogida por el propio Cortés en sus Cartas de relación, y en ella juega un papel clave la expedición de Pánfilo Narváez, enviado por el gobernador de Cuba para apresar al conquistador. Al conocer este desembarco, Cortés dejó la recién tomada Tenochtitlán, la capital azteca, y se dirigió hacia la costa oriental a enfrentarse a su perseguidor. El 24 de mayo de 1520 le derrotó en Cempoala.
La victoria duró poco. En Tenochtitlán, tras las matanzas de Pedro de Alvarado, el poder español se tambaleaba. Cortés se aprestó a volver. Pero antes de partir, dejó organizada una caravana que tenía que conducir a la capital azteca a enfermos, mujeres y bienes. En esta expedición, según Martínez Vargas, iban 5 españoles a caballo y 45 a pie. Les acompañaba un contingente de negros, mulatos, zambos y tainos procedentes de Cuba, así como unos 350 indígenas mesoamericanos fieles al conquistador. Completaban el grupo unas cincuenta mujeres y diez niños pequeños. Ninguno tuvo suerte. Antes de alcanzar su destino, cayeron en manos de los acolhuas. Era junio de 1520 y la rebelión azteca había prendido.
La irrupción de medio millar de cautivos en Zultépec dejó huellas profundas. Los trabajos arqueológicos están destapando los espacios donde se les tuvo prisioneros. En algunos casos son habitáculos antiguos que fueron desocupados para darles encierro, otros fueron construidos especialmente para ellos. A estas trazas arquitectónicas, fuera del recinto ceremonial, se suman vestigios hallados en anteriores campañas de investigación. Entre ellos destaca un cuenco azteca en cuyo fondo hay marcada una cruz cristiana, pero también decenas de figurillas degolladas, unas con rasgos hispanos y otras negroides. Esta colección, cuyo origen los arqueólogos sitúan en Cuba, se completa con un par de esculturas que dan alas al espanto: la miniatura de un ángel y la de un demonio con cuernos de macho cabrío. 
Son los restos de una barbarie de la que nadie escapó. A medida que avanzaba el calendario, los españoles y sus acompañantes iban siendo inmolados. Su sangre se vertió en honor de Huitzilopochtli, el dios de la guerra; Tezcatlipoca, el señor del cielo y de la tierra, y del propio Quetzalcóatl, la enigmática serpiente emplumada. Entre los cráneos recuperados en la excavación se ha confirmado la presencia de europeos, así como de una mulata y de numerosos mesoamericanos. Las huellas de corte evidencian su sacrificio y sugieren la ingesta ritual de su carne.
Los frailes españoles que acompañaron la conquista han dejado descripciones de lo que debieron ser estas ofrendas. A los cautivos se les obligaba primero a bailar entre cánticos de esclavos; luego eran decapitados, desmembrados y comidos. Ante el dios de la guerra se les arrancaba el corazón. Los despojos se arrojaban por las escaleras de los templos. En el caso de la ciudad de Zultépec, las cabezas fueron exhibidas en un tzompantli, un altar del terror erigido sobre cientos de cráneos. Otros huesos sirvieron para presidir salas principales del conjunto arquitectónico.
La respuesta de Cortés llegó demasiado tarde. El conquistador, a su regreso a Tenochtitlán, se enfrentó a una furiosa rebelión azteca. Ante su avance, la noche del 30 de junio de 1520 tuvo que abandonar la capital bajo el viento de la derrota. Tardaría meses en recuperarse y sólo entonces enviaría una expedición de castigo.
Cuando Gonzalo de Sandoval, al mando de 15 jinetes y 200 infantes, llegó al lugar, sus antiguos compañeros ya no estaban. El sacrificio se había consumado. En una pared, el capitán de Cortés pudo leer cómo un cautivo había escrito con carbón: “Aquí estuvo preso el sin ventura de Juan Yuste”. No hubo piedad para los acolhuas. De poco sirvió su intento de huir. Tampoco les valió, como revelan la excavaciones, esconder en aljibes todo aquello que habían traído los cautivos. Zultépec fue devastada. En su lugar sólo quedó una humeante ruina. Y con los años, el emplazamiento recibió un nuevo nombre: Tecoaque, “el sitio donde los señores fueron devorados”. El 13 de agosto de 1521, Tenochtitlán se rindió ante Hernán Cortés.




Así fue la lucha en el Imperio español por defender los derechos de la población indígena




Así fue la lucha en el Imperio español por defender los derechos de la población indígena




Isabel «la Católica» ya advirtió en la Real Provisión del 20 de diciembre de 1503 contra los posibles excesos de los conquistadores: «No consistáis ni deis lugar a que ninguna persona les haga mal a los indios ni ningún daño u otro desaguisado alguno»


Frente al mito del genocidio español en América, el escritor Pío Barojaopinó a principios del siglo XX que los españoles «hemos purgado el error de haber descubierto América, de haberla colonizado más generosamente de lo que cuentan los historiadores extranjeros con un criterio protestante imbécil, y tan fanático o más que el del católico». ¿A qué se refería el intelectual vasco con una colonización más generosa? Básicamente –reseñan los historiadores– a una legislación en defensa de los indígenas impensable en cualquier otro país europeo de ese periodo y de cualquier periodo colonial. Así, frente a la codicia de los conquistadores, fueron muchos los misioneros españoles que denunciaron la violencia desmedida y trabajaron para sacar adelante leyes más justas contra un tipo de esclavitud encubierta, las encomiendas. Sus esfuerzos quedaron materializados en las Nuevas Leyes de 1542, que reconocían a los indios como súbditos libres de la Corona española, y en la controversia de Valladolid, donde la ciudad castellana presenció un debate inédito sobre derechos humanos en pleno siglo XVI.
Al inicio de la conquista de América se vivió un periodo de indefinición jurídica en las nuevas tierras sobre la cuestión de cómo debía tratarse a la población indígena. Los primeros en sufrir casos claros de esclavitud fueron los indios taínos de La Española, ya en los primeros viajes deCristóbal Colón, aunque pronto se recurrió a otras fórmulas como la recaudación de impuestos en oro a los indios y a las encomiendas. La institución de la encomienda fue una forma de canalizar la ambición de los conquistadores por crear un sistema feudal en América, como explica el libro «La empresa de América: los hombres que conquistaron imperios y gestaron naciones» (EDAF). El proceso consistía en «encomendar» a un grupo de indígenas a un conquistador, un encomendero, como si se tratara de un vasallaje pero sin cesión de tierras. Todo indígena varón entre los 18 y 50 años de edad era considerado tributario, lo que significaba que estaba obligado a pagar un tributo al Rey en su condición de «vasallo libre» de la Corona castellana o, en su defecto, al encomendero que ejercía este derecho en nombre del Monarca. Las encomiendas, no en vano, eran una cesión de los Reyes Católicos a cambio de que los conquistadores corrieran con los gastos de la evangelización: debían pagar, entre otros pagos, el hospedaje del cura doctrinero.

La codicia y brutalidad de los conquistadores

Este sistema dio lugar en su origen a numerosos abusos contra la población a manos de unos conquistadores que solo buscaban conseguir el máximo provecho de la mano de obra forzada. Sin embargo, conforme la Corona española fue ganando fuerza institucional en el Nuevo Mundo, fue posible ejercer un mayor control y evitar los abusos de un instrumento que vertebró la colonización de muchas tierras. Con el paso de los años, las encomiendas perdieron su papel en la colonización y, gracias a que se trataban de concesiones por un plazo determinado, la Corona pudo neutralizar el surgimiento de caudillos españoles. En otras regiones periféricas sin embargo, véase Yucatán,Paraguay o Chile, las encomiendas se mantuvieron durante varios siglos.

Así y todo, Isabel «la Católica» ya advirtió en la Real Provisión firmada el 20 de diciembre de 1503 contra los posibles excesos en las encomiendas: «Mando a vos, el dicho nuestro gobernador (...) que hagáis pagar a cada uno, el día que trabajare, el jornal e mantenimiento que según la calidad de la tierra y de la persona e del oficio vos pareciere que debiere haber (...) Lo cual hagan e cumplan como personas libres, como lo son, e non como siervos, e hacer que sean bien tratados; e los que de ellos fueran cristianos, mejor que los otros. Y no consistáis ni deis lugar a que ninguna persona les haga mal ni ningún daño u otro desaguisado alguno».
Isabel «la Católica» se encargó en vida de que no se aplicara la esclavitud a una población cuya condición jurídica era la de personas libres y no sujetas a servidumbre, pero su protección terminó a su fallecimiento. «Los mayores horrores de estas guerras... comenzaron desde que se supo en América que la Reina acababa de morir, porque Su Alteza no cesaba de encargar que se tratase a los indios con dulzura y se emplearan todos los medios para hacerlos felices», escribió a la muerte de la Reina Bartolomé de Las Casas, que describió como la mayoría de conquistadores empleaban las encomiendas a modo de esclavitud soterrada.

En este contexto, se suele señalar el sermón del fraile dominico Antonio Montesinos dado en la Española, en el año 1511, como el primer alegato en defensa de la igualdad entre indígenas y españoles. El sermón tuvo como eje central el cuestionamiento de la licitud del dominio español y de los abusos por parte de los conquistadores, lo cual no había sido puesto bajo debate hasta entonces dado que, según la teoría medieval del Dominus Orbis, bastaba la concesión del Papa para dar legitimidad a la conquista o a cualquier empresa. Los Reyes Católicos tenían el apoyo papal, pero tanto dentro como fuera de sus fronteras cada vez eran más los que planteaban que los argumentos teológicos eran una respuesta insuficiente.
Las Leyes de Burgos en 1512 (Odenanzas para el tratamiento de los Indios) fueron las primeras leyes que la Monarquía Hispánica dictó para su aplicación en las Indias con el fin de organizar su conquista. Firmadas por Fernando «el Católico» el 27 de diciembre de 1512, el debate concluyó que el Rey de España tenía justos títulos de dominio sobre el continente americano y que el indio tenía la naturaleza jurídica de hombre libre con todos los derechos de propiedad, que no podía ser explotado, pero como súbdito debía trabajar a favor de la Corona. Pese a sus defectos, las Leyes de Burgos fueron precursoras dentro del derecho internacional y representaron una legislación vanguardista para su tiempo; sin embargo, la realidad es que no siempre se cumplió en los territorios españoles de ultramar y su valor efectivo se limitó a acotar las encomiendas.

Las Nuevas Leyes de 1542: prohibida la encomienda

En un edicto de 1530, Carlos I de España prohibió toda forma de esclavitud en cualquier tipo de circunstancia, pero los abusos siguieron una vez más, a pesar de los esfuerzos de la Corona, dando lugar a la voz más crítica de entre todos los misioneros: Bartolomé de Las Casas. Este fraile dominico, que acompañó a Cristóbal Colón en su segundo viaje, denunció el maltrato que estaban sufriendo los indígenas en una obra escrita en 1552, «La Brevísima relación de la destrucción de las Indias», que fue usada como uno de los puntales de la leyenda negra que los enemigos del Imperio vertieron a nivel internacional. Como explica Joseph Pérez, autor de «La Leyenda negra» (GADIR, 2012), Las Casas pretendía «denunciar las contradicciones entre el fin –la evangelización de los indios– y los medios utilizados. Esos medios (la guerra, la conquista, la esclavitud, los malos tratos) no eran dignos de cristianos; pero el hecho de que los conquistadores fueran españoles era secundario». La propaganda extranjera hizo suya la tesis del fraile dominico y exageró aún más unas cifras de muertes ya de por sí poco realistas.
Con todo, no hay que olvidar que de Las Casas representaba a un grupo de españoles con el coraje de denunciar la injusticia, la mayoría misioneros, y a una creciente sensibilidad que con los años atrajo el interés de las autoridades. El fraile español fue muy influyente en la corte castellana y consiguió materializar sus protestas en 1542, con las Nuevas Leyes para el Tratamiento y Preservación de los Indios, que acabaron de golpe con la indefinición legal reinante en América. Estas leyes consideraban a los reinos de Indias en los mismos términos que a otros tantos dentro del Imperio español –como podía ser Aragón, Navarra, Sicilia, etc– y clasificaba definitivamente a los indios como súbditos de pleno derecho de la Corona, lo que impedía que fueran esclavizados bajo ningún supuesto. Concretamente, el artículo 35 prohibía directamente las encomiendas y el artículo 31 ordenaba que los indios sometidos a encomiendas debían ser transferidos a la Corona a la muerte del encomendador.

Si bien había sido de Las Casas quien había impulsado el debate, los fundamentos legales de estas Nuevas Leyes se basaban en las premisas del también fraile Francisco de Vitoria, quien defendía que «aunque los indios no quisieran reconocer ningún dominio al Papa, no se puede por ello hacerles la guerra ni apoderarse de sus bienes y territorio». No en vano, aunque Francisco de Vitoria –pionero en muchos asuntos deDerecho internacional– y de Las Casas perseguían fines humanitarias impulsando estas leyes, el principal objetivo de la Corona española era otro: reducir el poder de los conquistadores. «Estamos tan escandalizados como si nos enviara a mandar cortar cabezas, porque si es ansí como se dice, todos los de acá somos malos cristianos y traidores a nuestro Rey a quien con tanta fidelidad habemos servido con nuestras vidas y haciendas», escribió el cabildo de Guatemala a Carlos I al conocer los términos de la nueva legislación. Los conquistadores interpretaron el fin de las encomiendas como una agresión directa.
En Nueva España, lo que hoy es la zona de México, el virrey Mendoza consiguió evitar la sublevación de los conquistadores con una aplicación parcial de las Nuevas Leyes; pero el severo virrey del Perú, Blasco Núñez de Vela, dio lugar precisamente a lo contrario con su poco tacto. Nuñez de Vela causó una gran rebelión encabezada por Gonzalo Pizarro, hermano pequeño de Francisco Pizarro, que terminó con el virrey decapitado. Desde Madrid se apresuraron a enviar contra Pizarroal astuto y pragmático Pedro de La Gasca, que pudo apagar el incendio y ejecutar al hermano del conquistador del Perú a cambio de posponer la abolición de las encomiendas en esta región.
Las leyes para atajar los abusos se sucedieron desde Madrid –al igual que las revueltas por parte de los encomendadores– y causaron la indignación de un Rey, Felipe II, acostumbrado a que sus órdenes se cumplieran al milímetro, pero que veía en la distancia con América una barrera insalvable: «Yo he sido informado que los delitos que los españoles cometen contra los indios no se castigan con el rigor que se hacen los de unos españoles contra otros (...) os mando por ello que de aquí en adelante castiguéis con mayor rigor a los españoles que injuriaren, ofendieren o maltrataren a los indios, que si los mismos delitos se cometieses contra los españoles».

Valladolid, sede del debate sobre derechos humanos

En paralelo a todo este proceso legal sin parangón en ningún otro país de Europa –que ni se planteaban la necesidad de otorgar el reconocimiento de súbditos libres de la Corona a los indígenas que se encontraron en América–, continuó el debate teórico sobre la licitud de la conquista que había planteado en el pasado Francisco de Vitoria, ya por entonces fallecido. Durante la conocida como la controversia de Valladolid, celebrada entre 1550 y 1551, se enfrentaron quienes defendían que los indígenas tenían los mismos derechos que cualquier cristiano –tesis defendida por de Las Casas– contra los que creían que estaba justificado que un pueblo superior impusiera su tutela a pueblos inferiores para permitirles acceder a un grado más elevado de desarrollo, una idea capitaneada por Ginés de Sepúlveda.


A nivel práctico, la controversia de Valladolid sirvió para sacar pocas conclusiones finales y solo hubo una modificación reseñable a las leyes dictadas en 1542: la creación de la figura del «protector de indios». Esta figura legal era básicamente una oficina administrativa de la Colonización española de América dedicada a atender el bienestar de las poblaciones nativas de los amerindios y a evitar que fueran víctimas de abusos. Felipe II reglamentó su nombramiento y actividad en 1589.



POR QUÉ LOS SOLDADOS ESTADOUNIDENSES LLEVABAN BABOSAS EN LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL




POR QUÉ LOS SOLDADOS ESTADOUNIDENSES LLEVABAN BABOSAS EN LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL




Ante el desarrollo de las armas de fuego y las escasas alternativas para avanzar ante su mayor alcance, la Primera Guerra Mundial se convirtió en una guerra de trincheras. Parejo al desarrollo de armas convencionales, en este conflicto bélico también lo hicieron las armas químicas (gas lacrimógeno, gas mostaza y fosgeno). La única alternativa ante aquellas nuevas formas de matar y, sobre todo, de provocar el caos y el miedo, era el uso de las máscaras antigás. Ante la imposibilidad de llevarlas puestas todo el tiempo, se investigó con varios animales para utilizarlos como “dispositivos de confirmación de gases tóxicos o agentes químicos” (igual que los pollos en la Guerra del Golfo), pero ninguno de ellos servía… hasta que intervino Paul Bartsch, profesor universitario y conservador del Museo Nacional de Historia Natural de EEUU.
Paralelamente a los trabajos e investigaciones que desarrollaba en la Universidad y en el Museo, Paul Bartsch seguía investigando en casa en otros campos no tan académicos pero igualmente fructíferos. Aunque la línea de investigación era otra, en uno de estos trabajos caseros que desarrollaba con babosas de jardín (Limax maximus), comprobó que reaccionaban ante el humo que emitía la caldera de su casa. Se centró en esta línea de trabajo y después de varios experimentos llegó a la conclusión de que las babosas eran el dispositivo que el ejército estaba buscando…
El ser humano es capaz de detectar el gas mostaza cuando la concentración de partículas en el aire de este gas es de una proporción 1/4.000.000, y suele ser demasiado tarde para ponerse la máscara. Sin embargo, las babosas detectan la presencia de este gas cuando la proporción gas/aire es de 1/12.000.000, dando un margen de tiempo más que suficiente para que los soldados se pongan las máscaras. Además de su extraordinario sentido del olfato para detectarlos, tienen la capacidad de cerrar su sistema respiratorio y proteger sus pulmones de los gases nocivos, por lo que pueden servir para más de un “uso”.
Cuando tuvo terminado su trabajo, lo puso en conocimiento del Ejército de los EEUU. Su probada eficacia y la tremenda facilidad para llevar el “dispositivo” -sólo necesitaban una caja de zapatos y una esponja húmeda- hicieron que durante cinco meses, desde junio de 1918 hasta el final de la guerra, las babosas pasaran a formar parte del equipo de campaña de los soldados estadounidenses.



jueves, 15 de octubre de 2015

Arqueólogos anuncian haber descubierto la ciudad bíblica de Sodoma




Arqueólogos anuncian haber descubierto la ciudad bíblica de Sodoma




Un equipo de investigadores asegura haber hallado la mítica bíblica ciudad de Sodoma, en el Valle de Jordán. Se trataría de uno de los descubrimientos más importantes para la antropología.
Un equipo estadounidense de arqueólogos habría descubierto la mítica ciudad de Sodoma, en la región sur de Jordania. Así lo afirma el profesor Steve Collins, catedrático de la Universidad Trinity de Nuevo México y líder del equipo, que trabajó durante la última década en las excavaciones comprendidas por el proyecto Tall el-Hammam, en el Valle del Jordán.
"El equipo de arqueólogos ha desenterrado una mina de oro de antiguas estructuras monumentales revelando una ciudad-estado que dataría de la Edad de Bronce, y que dominó la región del sur de Jordania en el Valle del Jordán", señaló Collins. Luego agregó que "la mayoría de los mapas arqueológicos de la zona estaban en blanco" hasta que las excavaciones comenzaron. "Lo que tenemos en nuestras manos es una importante ciudad-estado que era desconocida por los eruditos antes de empezar nuestro proyecto", concluyó.
Según informaron los arqueólogos, el sitio excavado posee dos estratos; una parte inferior y una ciudad en altura. Esta última está rodeada por un muro de diez metros de alto, completamente confeccionado con ladrillos de barro. También existen puertas, torres y una gran plaza central. "Fue una misión enorme, que requirió millones de ladrillos y, obviamente, un gran número de trabajadores", dijo Collins.
Los primeros análisis sobre la evidencia arqueológica indican que la ciudad llegó a su fin de manera abrupta. Desde entonces, durante un período de 700 años, la región no volvió a ser habitada. El Antiguo Testamento menciona que Sodoma, al igual que Gomorra, fue destruida por la ira de dios, que envió una 'lluvia de fuego y azufre' para incinerarla.




CURTA, LA CALCULADORA QUE NACIÓ EN UN CAMPO DE CONCENTRACIÓN




CURTA, LA CALCULADORA QUE NACIÓ EN UN CAMPO DE CONCENTRACIÓN



Imagina un pequeño cilindro negro, construido con materiales de alta calidad, con aspecto de molinillo de pimienta de alta tecnología, de unos 10 centímetros de alto por 5 de diámetro. Ahora, sueña que, moviendo varios diales y girando una rueda con manivela, puedes realizar diversos cálculos con suma precisión y cuyo resultado se presentará ante nosotros a través de un cuadro numérico analógico. Aquella maravilla cabía en la palma de la mano. Con ella se podía sumar, restar, multiplicar, dividir y, con un poco más de práctica, realizar operaciones matemáticas más complejas. Se trataba de la Curta, una calculadora mecánica portátil realmente asombrosa.
Bien, era sorprendente por su precisión y por su mecanismo pero, claro está, hoy día puede que no llame demasiado la atención. A fin de cuentas, tenemos calculadoras electrónicas por todas partes, incluso en los teléfonos móviles. ¿Por qué molestarnos en mirar atrás a un cacharro como la Curta? Por la sencilla razón de que, detrás del pequeño artilugio, hay toda una historia asombrosa y una tecnología que, cuando las calculadores electrónicas todavía no existían, nos llevó muy lejos. Ingenieros, arquitectos, científicos y economistas utilizaron las calculadoras Curta desde su aparición en 1948 hasta que fueron olvidadas ya en los años 70, cuando la electrónica desterró su uso de la práctica habitual, convirtiendo a estas joyas de las calculadoras mecánicas en objeto de coleccionismo.

Existieron dos modelos básicos de calculadora mecánica Curta. El segundo de esos modelos fue introducido en el mercado a mediados de los años cincuenta y podía llegar a representar hasta 15 dígitos en la ventana de resultado (en el primer modelo eran 11 dígitos), algo que supera en precisión a muchas calculadoras electrónicas actuales. La mecánica de uso era algo complicada, pero una vez que se tomaba algo de confianza con la máquina, su uso prácticamente se convertía en algo adictivo. Se introducían los dígitos, uno a uno a través de diales deslizantes, más tarde se ejecutaba un juego de giros con la manivela para ir añadiendo cifras o para seleccionar modos de operación y resultado. Un sencillo gatillo con forma de aro permitía borrar la memoria y empezar de nuevo con otra operación. Con práctica, una persona podía realizar cálculos complejos a una gran velocidad, todo ello con interface mecánico, sin nada de electrónica. En ciertos usos esta calculadora llegó incluso a ser utilizada todavía en los años ochenta, como sucedió en el campo de los cálculos llevados a cabo en competiciones automovilísticas. Las calculadoras Curta fueron fabricadas durante alrededor de tres décadas por la empresa Contina AG Mauren, de Liechtenstein, llegando a ser consideradas como las calculadoras mecánicas de mano más perfectas jamás construidas.
Ahora bien, hay algo en la Curta que las convierte en objetos muy especiales. Detrás de su intrincada mecánica, al otro lado de la ingeniería que las anima, aparece la historia de un hombre solitario que logró sobrevivir a uno de los lugares más terribles que se hayan visto en la historia de la humanidad. Y, precisamente, pudo superar aquello gracias a su calculadora. Es la historia de Curt Herzstark, padre de la calculadora Curta.
La calculadora de Herzstark reinó sin rivales durante muchos años, pero mientras ingenieros, técnicos, contables y científicos las utilizaban, no eran conscientes de que tenían en sus manos un artilugio surgido de la más terrible de las desesperaciones. Perece increíble que una máquina que destacaba por su asombrosa precisión hubiera surgido, precisamente, en la mente de un hombre atormentado que había sido recluido en un campo de concentración nazi:Buchenwald. Antes de Herzstark existieron diversos modelos de máquinas de cálculo, algunas muy precisas, ya fueran mecánicas o electromecánicas, pero no se había fabricado una verdadera calculadora de precisión portátil que se pudiera llevar en la mano. Curt Herzstark nació en la Viena de 1902 y falleció en Liechtenstein en 1988. Durante toda su vida se vio rodeado de máquinas y mecanismos de relojería. Su padre era el propietario de una empresa de distribución de maquinaria para oficinas que, con el tiempo, pasó a contar con su propio taller de fabricación de calculadoras. Era aquel un negocio con gran competencia, sobre todo en la Europa posterior a la Primera Guerra Mundial, cuando muchos fabricantes de material bélico intentaron sobrevivir reconvirtiéndose en constructores de maquinaria para industrias y oficinas. Pero había algo que todos los usuarios de calculadoras buscaban y que ninguna empresa, por muchas que proliferaran por aquel entonces, era capaz de ofrecer. ¡Se necesitaba una calculadora portátil! Realmente, llevar un cacharro de muchos kilos en una mochila no puede considerarse como algo muy práctico (había algún modelo “portátil” pero eran muy aparatosos y poco prácticos). Así pues, Curt Herzstark dedicó grandes esfuerzos para lograr su objetivo: construir una máquina calculadora sencilla, elegante y precisa que pudiera caber en una mano. A finales de los años treinta del siglo pasado ya había diseñado los aspectos básicos de lo que iba a ser toda una revolución, solo que otra terrible guerra se interpuso en su vida.
La anexión de Austria por parte de la Alemania de Hitler cambió todos los planes de Herzstark quien, para su desgracia, pertenecía a una familia de origen judío. Desde entonces toda la producción de su empresa debía ser destinada a maquinaria de precisión para vehículos de guerra, lo de las calculadoras portátiles y demás “bobadas” debía olvidarse por orden de Hitler. Siendo malo, tampoco era terrible, al menos se les permitió continuar trabajando, pero un incidente con varios trabajadores en 1943, acusados de espionaje a favor de los Aliados, hizo que fuera detenido y encarcelado sin juicio. Tras el paso por una lúgubre celda, Herzstark fue enviado al campo de concentración de Buchenwald, donde su destino estaba sellado. Pero todo cambió de repente cuando un oficial de las SS le ofreció continuar viviendo a cambio de trabajar en la creación de piezas de precisión destinadas a aviones de guerra y misiles como los célebres V2. Herzstark fue puesto al mando de las operaciones para la fabricación de maquinaria en Buchenwald, eso le facilitó la tarea de “contratar” a otros prisioneros, salvándoles así la vida. Todo era terror y miedo, cualquier día podía ser el último. Sin embargo, el destino sonrió a Herzstark. Los nazis se enteraron de los esfuerzos e investigaciones anteriores a la guerra para conseguir una calculadora portátil y le ofrecieron un trato: poder vivir a cambio de construir una de esas máquinas como “regalo de la victoria” para Hitler.
Herzstark continuó trabajando como preso forzado, pero se le permitió dedicar tiempo en la tarea de diseñar la máquina de calcular portátil. Iba dando forma poco a poco a los planos, con detalle, mientras la guerra continuaba su curso y sus compañeros de cautiverio iban cayendo. Creyó que nunca iba a salir vivo de aquel infierno, pero llegada la primavera de 1945 el campo fue liberado por los Aliados. Libre, por fin, viajó hasta Viena con unos prototipos primitivos donde comprobó que su fábrica ya no existía. Patentó la máquina con la esperanza de llamar la atención de algún fabricante, pero nadie le hizo caso hasta que la noticia acerca de un genial ingeniero y una calculadora de mano fascinó al príncipe de Liechtenstein. Y allá en las montañas, perdidos en aquel rincón alpino, encontró todo el apoyo que necesitaba. Nació de esa forma la empresa Contina, que comercializó en 1948 el primer modelo de Curta. El éxito fue inmediato y, aunque hubo ciertos conflictos con los inversores, el superviviente de Buchenwald mantuvo su posición y vivió rodeado de éxitos hasta el fin de sus días. Autopistas, industrias, líneas eléctricas y hasta satélites y naves espaciales fueron construidos gracias al auxilio de las máquinas de calcular portátiles Curta. Puede decirse, sin exagerar, que una parte importante de la tecnología de mediados del siglo XX vio la luz gracias al sueño convertido en realidad en uno de los más oscuros infiernos creados por los nazis. La destreza matemática y mecánica de Herzstark fue lo que le salvó de la muerte.
Curt Herzstark, padre de la Curta


miércoles, 14 de octubre de 2015

La historia secreta del hombre que inventó un cohete espacial en 1861




La historia secreta del hombre que inventó un cohete espacial en 1861




Hasta hace muy poco se creía que el concepto científico de “viajes espaciales propulsados por cohetes” había sido concebido por el ruso Konstantin Tsiolkovsky y el estadounidense Robert Goddard entre finales del siglo XIX y principios del siglo XX, quienes a su vez se habían inspirado por la obra de ciencia ficción “De la Tierra a la Luna” del escritor Julio Verne.
Sin embargo, un reciente trabajo publicado por el historiador espacial Robert Godwin, afirma que en 1861, tres décadas antes de lo datado en estudios previos, William Leitch ya había aplicado correctamente los principios científicos para los vuelos espaciales en un ensayo titulado "Un viaje a través del espacio". El ensayo fue publicado en un diario de Edimburgo, y posteriormente pasó a formar parte del libro del mismo autor “Gloria de Dios en los cielos”.
Godwin remarca que Leitch no solo entendió la ley de acción y reacción de Newton sino también que un cohete iba a funcionar de manera más eficiente en el vacío del espacio; un hecho que incluso casi seis décadas después supuso para Goddard y otros ser ridiculizados por los escépticos. Los estudios de Leitch cayeron en el olvido después de que el científico muriera siendo aún muy joven y la editorial que lo había publicado quebrara en 1878. Con el reciente rescate de Godwin, su nombre vuelve a ocupar el lugar que se merece en la historia de los vuelos espaciales.




Martes 13: el origen del mito del día de la mala suerte





Martes 13: el origen del mito del día de la mala suerte




Puede ser un día como cualquier otro, un martes cualquiera, sin embargo la connotación de ser un "martes 13" podría traerle a más de alguna la mala suerte.
¿Cuál es el origen del mito del martes 13 de la mala suerte? Para analizar de dónde viene esta leyenda podríamos remontarnos a varias culturas, e incluso alguna que podría hacernos caer en un error.
Cuenta la leyenda que esta creencia del "Martes 13 de la mala suerte" se remonta a los vikingos, quienes aseguraban que el invitado número 13 a la cena en elValhalla era Loki, dios del mal y espíritu de la muerte.
Otra de las historias cuenta que en la última cena realizada por Jesucristo, el invitado número 13 era Judas, quien posteriormente lo traicionaría.
Martes debe su nombre al planeta Marte, identificado también por los romanos con el dios del mismo nombre, quien encarnaba a la guerra, la sangre y la violencia. Lo mismo pasaba con los griegos, quienes aseguraban la influencia de Ares en este día.
Sin embargo no existe un origen único e irrefutable del mito, sólo que tal vez sea asociado a la mala suerte por ser uno más que 12, número altamente compuesto que muchas culturas utilizan.
La Trezidavomartiofobia
En culturas hispanas, este día se ha vuelto tan importante que hay muchas personas que postergan sus trámites para otra fecha, todo con tal que la "mala suerte" no impida sus propósitos.
El popular dicho "martes no te cases ni te embarques" es uno de los más conocidos en el habla hispana, y fiel reflejo a esta realidad.
Sin embargo, el miedo al martes 13 puede llegar a convertirse en más que un simple temor, sino que en una verdadera fobia.
Así aparece la Trezidavomartiofobia, miedo irrefrenable a esta fecha y que hace que quienes la padecen intenten por todos los medios no salir de sus casas en esta fecha. Tanto es el miedo, que en algunas sociedades el número 13 ha sido omitido de edificios de departamento o de patentes de vehículos.
Otra de las que aparece en el umbral de las fobias a los días de la semana esta la casi impronunciable, friggatriscaidecafobia, que toma su nombre de la diosavikinga Frigg, que en el latín significa "viernes", por lo que sólo se asocia  al miedo al "viernes 13", normalmente usado en culturas anglosajonas.






LOS CABALLEROS TEMPLARIOS PERSEGUIDOS POR LA SANTA INQUISICION





LOS CABALLEROS TEMPLARIOS PERSEGUIDOS POR LA SANTA INQUISICION


13-10-1307 D.C.
La orden de los Caballeros Templarios era perseguida por la Inquisición Católica y muchos de sus integrantes fueron arrestados un día VIERNES 13, en Francia, en el año 1307. Se dice que de este hecho histórico surge la superstición y el temor a los viernes 13.
La Orden de los Pobres Caballeros de Cristo y del Templo de Salomón, cuyos miembros eran conocidos como Caballeros Templarios, fundada a fines de la década del 1110 por nueve caballeros franceses, fue una de las órdenes militares cristianas más poderosas de la Edad Media. Aprobada por la iglesia católica en el año 1129, creció rápidamente en tamaño y poder, manteniéndose activa por casi dos siglos. Se los conoce por su participación en las Cruzadas, campañas militares con el objetivo de restablecer el control cristiano sobre Tierra Santa; y por crear nuevas técnicas financieras, consideradas el antecedente de los bancos.
El viernes 13 de octubre de 1307, una gran cantidad de templarios fueron arrestados, torturados y quemados en la hoguera. En 1312, la orden se disolvió y dos años después, el 18 de marzo de 1314, el gran maestre de la Orden, Jacques de Molay, fue ejecutado.
La repentina erradicación de la Orden de los Caballeros Templarios se mantiene como un misterio hasta el día de hoy.