viernes, 21 de febrero de 2020

PROSTITUTOS EN LA ANTIGUA ROMA





PROSTITUTOS EN LA ANTIGUA ROMA




La prostitución masculina era casi tan común como la femenina.
En las fuentes antiguas aparecen testimonios explícitos de la existencia, también de prostitutos quienes, presumiblemente, prestaban sus servicios tanto a hombres como a mujeres.
Era legal y los profesionales de este gremio pagaban sus impuestos.Es más, tenían hasta su propia festividad, el 25 de abril y las prostitutas el 26 de abril. A diferencia de las prostitutas, que podían ser de clase baja y con precios modestos, los prostitutos se vendían por cantidades elevadas.
Sus clientes solían ser tanto damas como hombres importantes, ya que la homosexualidad no era mal vista.
Alrededor del año 200 d.C. había calzadas en las que los prostitutos se reunían para ofrecer sus servicios. Los llamadas statio cunnulingiorum eran los lugares habituales en los que estos hombres ofrecían prácticas de sexo oral a sus clientas.
La prostitución masculina se ejercía en termas, baños públicos, en el circo y sobretodo en tabernas y prostíbulos mixtos, aunque también se ha especulado con la existencia de prostíbulos donde sólo se ofrecían hombres.
Muchos de estos hombres eran atletas musculosos, incluso gladiadores.
Tenían tanta demanda que las prostitutas romanas llegaron a quejarse de la competencia que suponían para ellas estos jóvenes prostitutos, cuyos servicios eran mejor pagados por los clientes.
Cuanto más exótico fuese su origen, mucho mejor, por lo que egipcios y orientales eran los más solicitados.
Tenemos pocos testimonios sobre la legislación de la prostitución masculina, uno de los más antiguos se trata de la lex Scantinia de 226 a.C., no se conoce en profundidad pero sí que es mencionada varias veces por los legisladores de la época y al parecer castigaba la pederastia, así como la homosexualidad pasiva de los ciudadanos libres.
Ante la ineficiencia de las leyes se optó por la vía más pragmática y beneficiosa para el Estado romano, gravar su actividad como si de cualquier otro trabajo se tratase, por lo que los prostitutos tuvieron que pagar sus impuestos para poder ejercer legalmente.
Los intentos de prohibición fueron escasos, y los que hubo, fueron más por motivos políticos que intentos reales, así tenemos noticias que Alejandro Severo (222 d.C.) trató de eliminar la imagen licenciosa que había impuesto su antecesor, expulsando a quienes ejercieran la prostitución.
Sólo con la instauración del cristianismo se empezó a perseguir oficialmente todo tipo de prácticas homosexuales, aunque aún gran parte de la sociedad civil las aceptase con normalidad.




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