Pedro Sarmiento
de Gamboa y el Estrecho de Magallanes
(Alcalá de Henares, 1532 - Lisboa, 1592) Navegante
español. En 1555 llegó a América, donde sufrió dos procesos inquisitoriales por
sus actividades científicas y astrológicas. En 1557 participó con Álvaro de
Mundaña (1567-1579) en una expedición desde Perú hasta el S del Pacífico, y
escribió una Historia de los incas(1579). Obtuvo permiso y ayuda de Felipe II para
fortificar el estrecho de Magallanes. Gobernador del estrecho (1581), fundó las
ciudades de Nombre de Jesús y Rey don Felipe. De regreso a España fue apresado
por los ingleses (1586). Tras ser liberado, cayó en poder de los hugonotes que
exigieron rescate. En 1592 emprendió con una escuadra un viaje a Nueva España,
pero, gravemente enfermo, fue llevado a Lisboa, donde falleció el 17 de julio
de 1592.
El 25 de marzo de 1584, el capitán Pedro
Sarmiento establece la colonia de Rey Don Felipe en el Estrecho de Magallanes.
El establecimiento de la colonia tiene como finalidad acreditar la soberanía
española a ingleses y holandeses que merodean por la zona con excesiva
frecuencia y evitar que éstos fijen asentamientos en la misma.
Al navegante Pedro Sarmiento le tocó
vivir la época cumbre del enfrentamiento entre el imperio español e Inglaterra.
Hasta ese momento la cuestión había estado más o menos clara: el imperio
español era el único capacitado para colonizar y explotar las nuevas tierras
americanas. La amplitud de sus dominios y consiguientemente del número de
pobladores así lo apuntaba mientras que las otras grandes potencias marítimas,
Portugal y las ciudades estado de la península italiana bastante tenían con
consolidar las rutas comerciales que tanto les había costado establecer: las
africanas para los lusos y las mediterráneas para los italianos.
Pero había otra potencia que se había
quedado fuera de la partida: Inglaterra. Los ingleses, sin tierras que
colonizar, habían desistido de tal posibilidad a la vista de los suculentos
beneficios que les proporcionaba su institucionalizada piratería (barcos y
expediciones eran sufragados por capital privado – que en ocasiones hasta
adoptaba la forma de sociedades mercantiles – e incluso en ocasiones por la
Corona), pero esto resultaba del todo insuficiente desde el punto de vista
económico y además les supuso grandes problemas políticos. Por un lado se
granjearon la enemistad de Felipe II, el monarca más poderoso de la tierra y
por otro la piratería se volvió en su contra cuando a los piratas – cada vez
más descarados – dejaron de serle suficientes los galeones españoles y
decidieron robar a los barcos de la Liga Hanseática (países del norte de
Europa) que era el único mercado que les quedaba. Su “apartheid” religioso y
anticatólico tampoco les favoreció demasiado, aislándoles aún más de lo que
ya “per se” tiene de aislado una isla. Les quedaron tan solo como aliados
sus primos hermanos y colegas de piratería holandeses, que si bien ostentaban
un sentido mercantil bastante más acusado que el simple latrocinio británico,
tenían el grave problema del dominio español de la zona, y ello a pesar de que
ya tenían establecidas colonias comerciales en medio mundo. Esta alianza fue
determinante para que los ingleses entendieran que sin participar en el
comercio internacional y en la explotación de recursos ajenos a los propios no
iban a ninguna parte, pero también supuso que los nuevos “comerciantes”
ingleses fuesen los que hasta el día anterior no eran sino piratas y todos
sabemos que es muy difícil cambiar de un día para otro. Así los nuevos
mercaderes/piratas británicos comenzaron a surcar los mares cambiando la
bandera con las dos tibias y la calavera por la de la Cruz de San Jorge y
consecuentemente a buscar nuevas tierras que explotar y/o comerciar o en las
que ubicar bases de aprovisionamiento y en consecuencia a introducirse en
territorio español
Uno de los lugares más codiciados fue
el Pacífico: por un lado era el más corto para llegar a las islas de las
especias y por otro siempre estaba la posibilidad de asaltar al galeón de Manila
y recordar viejos tiempos. El problema radicaba en que para llegar a aquellas
islas necesariamente tenías que tropezarte con algún español y el primer lugar
en que te iba a ocurrir era en la parte más septentrional del continente
americano: Resulta muy curioso a este respecto que el pirata Francis
Drake navegara más al sur del Estrecho de Magallanes para cruzar al Pacífico y
lo hiciera por un estrecho entre el Cabo de Hornos y las islas Sethland al que
los ingleses llamaron “Pasaje de Drake”, a pesar de que está plenamente
documentado que el barco San Lesmes de la expedición de García Jofre de Loaísa
alcanzó la latitud de 55° Sur a fines de enero de 1526 al mando de Francisco de
Hoces, después de que una tormenta los apartara de la boca oriental del estrecho
de Magallanes. Ya se sabe, los ingleses y su teatral costumbre de descubrir lo
que ya está descubierto. Los ingleses llaman al lugar Pasaje de Drake y los
españoles Mar de Hoces en honor a su verdadero descubridor
Pero Drake hizo algo más. Encontró en
aquellas latitudes una isla con suficientes recursos de agua y comida
para avituallar a su nave. Tomó posesión para su reina y la llamó Elisabeth
Island. Era éste un primer paso que había que atajar de raíz, y aquí es donde
aparece Pedro Sarmiento de Gamboa.
Así, en marzo de 1579, Pedro Sarmiento
de Gamboa fue nombrado jefe de una expedición que partió de El Callao por
encargo del virrey del Perú, interesado en conocer el Estrecho, lo que
acredita la importancia geoestratégica del lugar. Sarmiento navegó por el
estrecho, reconoció y bautizó numerosos accidentes geográficos, tomo posesión
de las costas de Tierra del Fuego y tras recibir los parabienes de Felipe II,
volvió para fundar dos establecimientos: Nombre de Jesús, en la costa norte de
la entrada oriental próximo al Cabo de las Once Mil Vírgenes y la ya citada
colonia Rey Felipe.
Se desconoce su lugar de nacimiento (quizás Alcalá de Henares),
pero su presencia en el Nuevo Mundo se vincula al virreinato de Nueva
España, y en concreto a la ciudad de Puebla de los Ángeles, alrededor de 1555.
En esas fechas pasaría a América junto al franciscano Martín Sarmiento de
Hojacastro, posteriormente obispo de Puebla-Tlaxcala. Algunos problemas con la
justicia le hicieron huir hacia 1557 a Guatemala y, posteriormente, al Perú. En
1564 fue detenido en Lima por orden del alto tribunal y acusado de poseer
anillos mágicos y otros conjuros como criado del conde de Nieva, virrey que
murió asesinado en extrañas circunstancias en ese mismo año.
A partir de 1567 se abre el
período más conocido de la vida de Pedro Sarmiento de Gamboa: en primer lugar
su participación en el viaje a las islas Salomón, comandado por Álvaro de
Mendaña, que volvió luego a Centroamérica (1567-1569). Más tarde aparecen sus
múltiples vinculaciones con el virrey Francisco de Toledo, quien desempeñó una
gran actividad como reorganizador de la vida indígena al someterla a las normas
hispánicas y reprimiendo la rebelión de Tupac Amaru en 1572 o los ataques de
los indios chiringuanos (1573-1574). En estos mismos años es cuando Sarmiento
escribe su Historia de los Incas, que se enmarcaba dentro de un ambicioso
proyecto de Historia General del Perú encargado por el propio virrey y que
debía ir precedido de una descripción geográfica y continuado por una historia
de los españoles.
El relato de su otra obra – Los viajes
al estrecho de Magallanes emprendidos por el capitán Pedro Sarmiento de Gamboa
– está impregnado de un profundo humanismo y salpicado de agudas observaciones.
Estudioso de las matemáticas, la cosmografía, las lenguas clásicas y la
historia, hombre interesado por la geografía y las costumbres de los lugares
que recorría, soldado y marino, este audaz navegante fue requerido en 1579 por
el virrey Francisco de Toledo para poner fin a las correrías de Drake en el Mar
del Sur y para afianzar la presencia española en esas aguas. Nombrado
gobernador y capitán general del Estrecho de Magallanes, preparó en 1581 una
importante expedición con el doble objetivo de fijar definitivamente el paso
desde el Pacífico al Atlántico y de implantar en la zona una serie de colonias
permanentes. Los avatares de este segundo viaje, el trágico final de los
colonos y el apresamiento de Sarmiento -por los navíos ingleses, primero, y por
la Armada francesa, después- marcan los últimos años del navegante, que mantuvo
viva, hasta el final, la preocupación por el Estrecho como objetivo prioritario
de la Corona y el interés por la suerte de los colonos que allí quedaron.
No hay comentarios:
Publicar un comentario