La ayuda española se suministra a las colonias a través de cuatro rutas principales: desde los puertos franceses con la financiación de Rodriguéz Hortalez y de la compañía, a través del puerto de Nueva Orleans y el río Misisippi, desde las bodegas de la Habana y desde el puerto de Bilbao, a través de la Gardoqui, familia vasca rica de la época.
A través de la casa Joseph de Gardoqui e hijos, España envió a los EE. UU. 120 000 reales de a ocho en efectivo, y órdenes de pago por valor de otros 50 000. Estas monedas, los célebres Spanish dollars, sirvieron para respaldar la deuda pública estadounidense, los continentales y fueron copiados dando origen a su propia moneda, el dólar estadounidense. Además, a través de la casa de Gardoqui se enviaron 215 cañones de bronce, 30 000 mosquetes, 30 000 bayonetas, 51 314 balas de mosquete, 300 000 libras de pólvora, 12 868 granadas, 30 000 uniformes y 4000 tiendas de campaña, por un valor total de 946 906 reales. El ejército norteamericano que ganó la batalla de Saratoga, fue armado y equipado por España, llevando además, esta victoria la entrada de Francia en apoyo a la independencia de Estados Unidos de América.
El panorama financiero internacional de hoy día comprende un entramado de deudas entre países, una de las más desconocidas es la deuda de 3 billones de dólares que Estados Unidos mantiene con España desde hace más de dos siglos.
Según un estudio realizado por el abogado José María Lancho, los Estados Unidos de América mantendrían con nuestro país una deuda tal que, en caso de ser satisfecha ,igualaría la deuda pública y privada existente en nuestro país equivale a más del doble de nuestro PIB.
Corría el siglo XVII, Inglaterra poseía trece colonias en América del Norte, pero su gobierno sobre aquellas tierras de ultramar estaba a punto de finalizar. Para financiar la revolución, que desembocó en la Guerra de la Independencia, España prestó dinero a los padres fundadores de los Estados Unidos.
Como no podía ser de otro modo, a la hora de determinar el montante del préstamo existen varias versiones. Según España, la cantidad de dinero prestada ascendería a un millón de Reales de a ocho de la época. Según Estados Unidos, la deuda es bastante inferior.
La diferencia entre ambas cantidades se podría deber al lamentable estado financiero de la recién creada república (USA) una vez finalizó la guerra. Debido a esto, los mandatarios del recién creado país, habrían declarado en la Conferencia de París una cantidad sustancialmente menor a la que habían recibido en realidad.
Aunque no hay visos de que la deuda vaya a ser satisfecha, según el abogado José María Lancho, España tendría causa legal y moral para reclamar el dinero, pues tal y como afirma en el informe publicado por la Academia de Jurisprudencia y Legislación, “ninguna de las dos tradiciones, ni la anglosajona ni la española prevén la extinción en el derecho internacional”.
Dado el tiempo transcurrido y el montante al que nos referimos parece altamente improbable que el cobro se vaya a realizar, pero resulta curioso pensar que si el pago finalmente se realizara, no haría falta ningún rescate por parte de la UE. En fin, soñar, de momento, sigue siendo gratis
De entre los muchos aspectos que siguen entre brumas en torno a las relaciones de España y el origen de los Estados Unidos destaca, especialmente, el papel de nuestra Armada. Para comprender la importancia y dimensión de la intervención marítima de nuestro país en favor de la independencia norteamericana bastaba un cálculo, que no se había hecho, y que demuestra el grado de implicación y sacrificio humano y material en una causa que los dirigentes españoles sabían que cambiaría para siempre la historia de América y su propia historia.
El Santisima Trinidad, el mayor buque de su época. Fue el buque insignia español en el Canal de la Mancha en 1779.
Probablemente el aporte más significativo y decisivo español a la independencia de los Estados Unidos, junto con el financiero, fue… la propia Armada. A pesar de la relevante e incansable actividad de los Gálvez (Bernardo y Matías) por su entidad, desde el primer día, 22 de junio de 1779, en que España declara la guerra a Inglaterra, la Armada marca la diferencia del conflicto y desactiva el principal recurso militar británico: su propia marina. En los primeros meses del conflicto Luis de Córdova con una escuadra mayoritariamente española aunque comandada por el francés Orvilliers limpió el canal de la Mancha de buques ingleses y creó las mejores condiciones de invasión de la Gran Bretaña desde los tiempos de Felipe II, algo que no lograrían ni siquiera los alemanes en la II Guerra Mundial. La invasión finalmente no se realizó por razones meteorológicas y después por una epidemia que diezmó las dotaciones suponiendo casi 15.000 muertos.
Listado
de buques españoles destruidos, naufragados y capturados durante la guerra sostenida contra Inglaterra en favor de las colonias insurgentes inglesas en Norteamérica.
Procedo a la enumeración por año, nombre y número de cañones caidos por destrucción, naufragio o capturados (un mayor detalle queda para una futura publicación en ciernes):
Año 1779:
El Poderoso de 64 cañones
Santa Mónica de 32cañones
Santa Margarita 32 cañones
Año 1780
Santa Marta de 38 cañones
San José de 70 cañones
El Fénix de 80 cañones
Monarca de 70 cañones
El Diligente de 70 cañones
Princesa de 70 cañones
Guipúzcoa 70 cañones
Santo Domingo 70 cañones
San Julian 70 cañones
San Carlos 50 cañones
San Juan Bautista (bergantín)
Año 1781
Santa Leocadia 34 cañones
La Grana 26 cañones
Santa Catalina 32 cañones
Tallapiedra 21 cañones
Pastora 21cañones
San Cristóbal 17 cañones
Paula Primera 21cañones
Príncipe Carlos 7 cañones
San Juan 9 cañones
Paula Segunda 9 cañones
Santa Ana 9 cañones
Dolores 7 cañones
Año 1782
San Miguel 74 cañones
Perpetua(fragata)
Begoña (brulote)
Natalia
Santa Catalina 30 cañones
Año 1783
El Dragón de 60 cañones
Las dos Cathalinas (fragata)
33 listado destruidos, naufragados o apresados y miles de vidas de españoles europeos y españoles americanos caídas en una guerra que para los norteamericanos supuso unos 8000 muertos en combate. Desde luego que no hubo menos militares españoles que murieron en esa guerra. Manifiesto, asimismo, mi preocupación por la desprotección de algunos de estos buques, yacimientos arqueológicos que representan un auténtico legado común de las dos Américas y España. Creo que sería un magnífico desafío conmemorativo intentar la excavación de uno de estos navíos bien en cabo de San Vicente, Azores, Brest o Gibraltar, un proyecto que rivalizaría en valor histórico, con éxito, la recreación hecha por Francia de la fragata Hermione que trasladó a Lafayette a Boston.
El que iba a ser decisivo convoy inglés de 63 buques y que por su dimensión iba a determinar a favor de Inglaterra el curso de la guerra con las 13 Colonias, capturado por la Armada española
Lo que no sabemos de la participación española se lo debemos a los falsos mitos. Tradicionalmente y hasta entrado el siglo XX se había venido negando la ayuda española a la independencia de Estados Unidos, especialmente por la propia historiografía americana, y quedó como grabado en el bronce impostado de la Historia que la ayuda francesa fue la que decidió la independencia americana. Sin cuestionar aquí, la importancia de la ayuda francesa resulta una fantasía política ignorar que ni siquiera esta ayuda se hubiera producido en una dimensión crítica sin la implicación y ayuda española. La ayuda francesa no habría sido nunca suficiente ni financiera ni marítimamente, por no hablar de su imposibilidad política. Estados Unidos necesitó que el mayor imperio global en ese momento, España, apoyara su independencia, y esa independencia necesitó una guerra mundial para que Estados Unidos tuviera un sitio en la Historia.
La batalla de Chesapeake enteramente financiada por España.
Sin la intervención española la independencia norteamericana habría sido diferente y la nación que hubiera nacido –con toda seguridad mucho más tarde- habría sido muy distinta.
Debe saberse que las independencias hispanoamericanas jamás contaron con el respaldo similar de ninguna nación europea, la suya fue una independencia más larga, más dura y sin apoyos, más allá de la interesada cirugía británica(entre otras) en la que no entraré aquí. Las independencias hispanoamericanas no contaron jamás con una involucración de la dimensión y desinterés como la española en favor de Estados Unidos. Eso explica mucha historia en el devenir de los pueblos hispánicos en América y en Europa.
Desde la distancia y en un intento por comprender y hacer justicia a aquella nación hispanoamericana que era España en ese momento, con su apuesta por los nacientes Estados Unidos creó uno de los más extraños vínculos entre civilizaciones, un proceso que aún no hemos comprendido y que no ha terminado y… que continúa demasiadas veces –y esto es lo más incomprensible- sobre bases de desconocimiento y de interesado desencuentro. Porque esa identidad: desconocimiento/desencuentro de persistir ha de posponer y dificultar el verdadero momento del continente americano.